lunes, 10 de octubre de 2005

Aprendiendo a pensar


Cuatro libros he emplezado, veremos cómo lo acabo. El caso es que hacía tiempo que no disponía de tiempo libre para dedicar a la lectura y como no sabía por cuál decantarme decidí empezar los cuatro con el ánimo de continuar con el que más me enganchara. Pero me temo que no será tan fácil así que me veo en los próximos días saltando de uno a otro hasta acabar los cuatro.

Los libros en cuestión son Está usted loco, Mr. Feynman, El arco iris de Feynman, Euler el maestro de todos los matemáticos y La venganza de Don Mendo. Y nada sino bondades puede decirse de cada uno de ellos (teniendo en cuenta que La venganza de Don Mendo, además, es una relectura de mis tiempos universitarios).

Centrándonos en los libros de divulgación científica, una afirmación me asalta cada vez que acabo, “aprender a pensar, aprender a pensar”. Los libros, centrado es dos personalidades científicas muestran entre otras cosas la pasión con la que ambos, Feynman y Euler, se enfrentaban a su disciplina, con pasión, con alegría,... trabajaban en aquello que siempre habían querido, adoraban respectivemente la Física y la Matemática. Se trata de gente acostumbrada a pensar, a interrogarse por el por qué de las cosas, a indagar, a investigar, a descubrir,... y por eso lo de aprender a pensar.

Son grandes personajes; me producen sana envidia. En mi vida, el día a día me devora. Las excesivas horas de mi trabajo no permiten más que trabajar como un autómata, cierto que tomando decisiones, resolviendo problemas, etc pero no es más que la única salida para no ser devorado por la vorágine del trabajo diario. Y resulta tremendamente aburrido Me consume gran parte de las horas semanales de que dispongo y el resto, dedicado a la familia y el ocio, en gran parte me dedico a descansar y pocas veces tengo ganas de hacer algo más que el monótono paseo, la peli de turno, jugar con la niña y poco más.

He perdido la alegría y me dedico única y exclusivamente a ver pasar los días. Obviamente, este un grave problema al que hay que poner solución. Desgraciadamente, sobre el trabajo poco puedo hacer, no voy a poder dedicarle menos horas; si acaso, inventar formas para evitar que resulte tan aburrido, ya veremos. Pero es el tiempo de ocio el que de aprovechar, disfrutar, ser mi disciplina favorita.

Creo que me desvié del tema, pero se arregla pronto. Los libros resultan bastante entretenido y amenos y en el caso de El arco iris de Feynman se leen casi de una sentada. Resultan un opción obligada para cualquier aficionado a los temas científicos y estoy seguro que no defraudará a casi nadie. El libro sobre Euler obliga a sacar del baúl mental mucha de la Matemática estudiada en el Instituto, lo cual es de agradecer. Resulta curioso, en aquellos tiempos las matemáticas eran la asignatura que mejor se me daba. Viendo ahora el tiempo y el esfuerzo que me supone seguir las distintas demostraciones que vienen en el libro me doy cuenta de las fatales consecuencias que la falta de práctica ha provocado hasta el punto de poder considerarme sin base de conocimiento matemático alguno, prácticamente.

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