Recuerdo que hace dos años. por estas fechas, me embargó el deseo de leer novela de mujeres que escriben crímenes (creo que la descripción corresponde a Jiménez Losantos. ) Así se lo dediqué a Donna Leon, a Sue Grafton, a Patricia Cornwell, ...) Este año, sin embargo me ha dado por buscar entre la nueva hornada de grandes escritores americanos y así tengo preparado sobre la mesa Hogar, Dulce Hogar de Sam Lipsyte (novedoso, no había leído nada de él), Huérfanos de Brooklyn de Jonathan Lethem (con el que me lo pasé en grande con su La fortaleza de la soledad, que recomiendo encarecidamente) y Jóvenes Hombres Lobo de Michael Chabón (Las aventuras de Kavalier y Clay, de lectura obligada sobre todo para los aficinaodos al comic). Ya os iré contando. Aunque antes de empezar estos he de terminar El hombre que amaba los números, un resquicio del ardor matemático que me dio hace casi un año y que ya apunté por estos lares. El libro consigue crear la gran admiración que los grandes matemáticos (al igual que los físicos) han generado en mí.
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