Solo una cosa me atrevo a decir después de haber leído esta especia de memorias intelectuales del considerado último gran humanista y es que si yo hubiera tenido el tipo de profesor o de enseñanza que preconiza Steiner estoy seguro de que mis derroteros hubieran podido ir por otro camino.
Con el tiempo, uno va formándose una imagen bastante exacta de lo que supuso y el nivel que tuvo sus distintos ciclos formativos. Y digo que con el tiempo porque este incorpora ( o puede incorporar) experiencias y conocimientos que enriquezcan la crítica. Personalmente, mi paso por la Universidad he acabado viéndolo como un simple proceso necesario para incorporarme al mundo laboral. Intelectualmente no me aportó nada, ni me condicionó, ni aleccionó de ninguna otra forma que la simple recepción de datos, memorización y evaluación de lo memorizado. Mis recuerdos de aquellos años son todos extra-formativos (ya me entendéis). Quizás salvaría el año de Dirección Estratégica donde, he de reconocer, la profesora (en cualquier momento recordaré su nombre) demostró que la enseñanza exige algo más de esfuerzo. No me resultó raro que acabara en una buena Universidad de Madrid.
Como decía, el libro es una suerte de memoria intelectual donde, con la excusa de distintas etapas de su vida, aprovecha a hablar de sus gustos, sus experiencias con los clásicos y, en definitiva, sus distintas pasiones. Una obra para degustar en pequeñas dosis aunque en algunos puntos, he de reconocer, se hizo un poco pesado y denso (especialmente cuando toca temas sobre el judaísmo y su significado en el mundo)
No es un libro fácilmente recomendable pero existe gente que lo disfrutará enormemente.
"Es posible que gran parte de la 'biblioteca' de mi padre, de su 'plan de estudios', basado en la suprema y cáustica certeza de que, ante Homero o Goethe, Beethoven o Rembrandt, lo demás es de segunda fila, aún me condicionen o me limiten. Como su escepticismo hacia la acción política directa".
George Steiner
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